jueves, 12 de enero de 2012

Una chevechita

Hola amiwitoss!!
Sabéis que de vez en cuando os digo que nos tomemos una chevechita, así, tal cual. Mi tío Pepe siempre llamaba así a la cerveza, que le encantaba. Lo recuerdo perfectamente diciéndole a mi madre, "venga Mercedes, vamos a tomarnos una chevechita con unas gambas que ponen muy buenas ahí en el Blanco Cerrillo" (es un bar que está muy cerca de casa de mis padres). Y cuando mi madre le decía que no le gustaba, él le contestaba muerto de risa "bueno, pues una chevechita con boquerones adobaos, que están todavía mejor". Siempre estaba contando chistes, riéndose hasta de su sombra. En Reyes, cuando mi padre estaba trabajando y nos íbamos con mis tíos a ver la Cabalgata, nos cogía en brazos por turnos. A mí me daba hasta miedo, porque me acercaba tanto a la carroza para que me dieran caramelos, que parecía que me iba a dejar allí arriba subida. Vino a nuestra boda y fue una alegría inmensa verlo allí con mi tía Aurelia, siempre inseparables. Ella sentía auténtica adoración por ese hombre. Cuando fui a verla al hospital (se partió la cadera), estaba allí con el álbum de fotos de sus bodas de oro. Fue el año pasado. Estaban los dos guapísimos, ella radiante. Cuando se lo dije, me contestó que sin duda fue el día más feliz de su vida. Lo mejor es que, hasta el último día, él supo cuánto le quería mi tía.
Tito, te echamos de menos. A tu salud seguiré tomando de vez en cuando chevechitas, intentando reirme tanto como tú lo hacías. Un beso muy fuerte.

No hay comentarios: