miércoles, 27 de agosto de 2008

La vuelta al cole... ¡¡JO!!


Ay amigos, ¡qué dura realidad! A nadie le gusta dejar las vacaciones, pero no me digáis que no es terrible que 15 días antes de regresar al tajo te lo estén recordando en todos sitios: anuncios en la tele, en la radio, vallas publicitarias... Dios, que ya es bastante duro, ¡¡no hace falta que me lo recuerden a cada momento!!
Así que aquí ando, medio depre, haciendo cosas pa no pensar que cada vez queda menos, disfrutando de mi estado ideal, las benditas vacaciones. No intentéis nada para animarme a cambiar de actitud: no hay nada que hacer. Me pasa todos los años.
En fin, creo que deberían darme la baja por "depresión postvacacional", ¿colará?
Besitosss, Nita.

sábado, 23 de agosto de 2008

Budapest


Quiero agradecer a mi Piti, a la Rubita y a Chiquita el peaaaaso de viaje que hemos disfrutado juntas. Gracias por vuestras risas, por la de ocurrencias graciosas y el buen rollo que ha imperado todo el viaje. Es un placer viajar con vosotras, chicas.

Como sabéis, hemos pasado por Viena, donde tuvimos los mejores desayunos y las mejores vistas de todo lo que pasaba sentadas en aquella terraza de la calle de los rabos, jajajaja. Lo mejor, lo bien que olía nuestro camarero... Fue genial también el momento con Adri, nuestro particular Mozart, que nos vendió las entradas para el concierto muerto de risa y flipando de la de tonterías que le dijimos mientras nos partíamos... Esa rubita traduciendo en perfecto inglés lo de "Hijo, Adri, tú estarás pasando un calor de la muerte, ¿no?", fue un momento memorable. Menos mal que fue un tío legal y no tuvimos que volver al día siguiente a darle el "palo", jaja.
Del viaje entre Viena y Budapest, recordaré a esa rubita al borde de la muerte cuando nos metimos en el atasco más grande de todos los tiempos y tardamos más de 6 horas, 6, en hacer un trayecto de 220 km. Por no hablar de la estampida de las tres para hacer pis en mitad de la autopista desesperadas de la vida, sin encontrar ni un sólo sitio después de 4 horas para tal menester. Menos mal que la Chiquita aguantaba y se quedó conduciendo...
Budapest me enamoró, y creo que no fui la única. Ciudad bellísima, desconocida, con un ligero aire decadente, donde conocimos a nuestros ya queridos Pedro y Eduard, alias Blue. Se une a la lista de ciudades de las que me he enamorado, París y Florencia. Prometo volver a Budapest en cuanto pueda. Donde más nos reímos, tal vez, donde más disfrutamos, seguramente.
Pasamos un día en Bratislava, mi Piti y la rubia probaron el horse, mientras que chiquitren y yo nos conformamos con algo más tradicional como la pasta en sus distintas variantes. Lo mejor, que por fin pudimos estrenar la chaqueta para la lluvia, ¡¡¡¡bieeeennnn!!!! Bueno, menos la rubia, que optó directamente por la sudadera. Al menos nos las pusimos un ratito, menos mal que las echamos en las maletas, ¡uf!
Por último, Praga. Destacaré en esta pequeña crónica de anécdotas que no llegamos nunca a ver todas las figuras del famosísimo reloj funcionando. Eso sí, el primer día vimos un par de figuras y al gallo, pero luego no hubo manera, y eso que lo intentamos!!
Me traigo unos recuerdos geniales, mil anécdotas y unas risas tan bien "echás" que estoy deseando que quedemos las cuatro pa ver las fotos y volver a jartarnos de reir. Gracias de nuevo, pequeñitas. Nita.